Monday, October 24, 2005

de fuego

"Todo lo que veo no lo verás jamás: extraño y condenado a no mirar atrás"
El tema es que la memoria tiene más importancia de la que a veces le adjudicamos. Ya lo dice mi filósofo favorito, San Agustín. Parece que nos estamos olvidando de los afectos... y de lo que solíamos llamar amor.
Será.

Tuesday, October 11, 2005

¿Cómo los mantenemos contentos?

Para las personas low maintenance, entre las que me defino, es re complicado lidiar con cierta especie de persona que nunca queda contenta con nada. Da lo mismo lo que se les diga u ofrezca, da lo mismo el cariño real y a veces un poquito forzado que uno le ponga. Pucha que duele que a uno no lo quieran, ya sea porque te tomaron mala de una vez y para siempre como porque tienen a otra persona en mente.
Y reflexiono que hay personas que nunca van a poder entrar en determinados círculos porque el color de la piel tiñe la atmósfera mucho más fuerte que el color de la inteligencia. O que el del corazón.
Bastante trizado por cierto. Pero estamos en una fase de amnesia selectiva, que ya fue aplicada con éxito luego de haber caído en una jaula de puras víboras, que con su paso sibilante confundieron a esta persona de buena voluntad.
Ahora, tendremos que salir de ciertos espacios perfumados de complicidad, aunque haya que dejar los pies en la calle de tanto lugar que hay que conjurar al fin. Ya partimos por uno de los más importantes, pero eso se hizo cuando aún había algo de esperanza. Ahora, esto involucra todos los lugares de la capital, y me deja libertad para merodear por el Parque Arauco y PAC. Y eso sería todo. Porque no saco nada con deslizar este sentimiento fuera para reconvertirlo en lo que once was. Claro, seguro que la otra le va a andar aguantando que tenga eventos de complicidad hermética.
Las personas opinan que no hay mejor solución que comparar. Pero yo creo que cuando la comparación se hace contra un ideal, no hay ya mayor anhelo que tenga una mínima posibilidad de ser satisfecho. Por eso, te conjuro acá; a ver si sales de una vez por toda de mi cabeza y me das la posibilidad de rearmar mi sano y seguro autismo.
A ver si dejas de llamar para no sentirte tan solo, mientras estás con ella, pero no te llena; o para tener pájaros en ambas manos; o para dejar de sentirte culpable; o para tener un asomo vertiginoso de lo que te has perdido.
Yo ya me perdí.
Retomo el camino iniciado hace tantos años, cuando el mundo era mucho más gris, por cierto, pero al menos a la manera que mis propias neuronas podían soportar.
Espero que todo ande bien por tu vida, tú, el más freak de todas mis dates.