Te busco en cada ventana esta tarde. Sólo tu voz puede calmarme. Tu voz suave, salvadora, segura. Mi mente canta contigo y se mueve hacia donde sea que estés. Día de pérdidas y un compás de cuerdas resuena en algún lugar. Me acuerdo de tus movimientos y me sorprendo pensando en que ojalá aparecieras en el próximo semáforo, en la farmacia, la cafetería, la escalera, la sala de consejo, la bomba de bencina, la tele, la radio, el chino, emergiendo como Aidos al final de las edades de la historia, con paso firme y expresión serena.
Vuelve a mí.
Thursday, March 04, 2010
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