-- ¿Podemos bailar?
-- Todos somos libres de bailar. No necesitar preguntar.
-- Ah, pero es que tú estás con unas amigas. Y yo estoy con un amigo. (De las sombras, como un espectro, emerge el eterno amigo menos agraciado y tímido que no tiene valor para abordar él mismo a las féminas de su interés).
-- Como te digo, todos podemos bailar: mis amigas, tu amigo, tú... todos están bailando.
-- Ya, pero es que ustedes tienen una luz especial.
-- Mira, todas las mujeres tenemos una luz especial.
-- No. Yo hago brotar la luz que las mujeres llevan dentro. (Expectación por el efecto que su frase estudiada puede causar en uno).
-- ... Has sido muy amable. ¡Gracias!
Wednesday, August 17, 2005
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