De nuevo el Doctor, porque así se empieza. Esto es como lo del lobo feroz, una frase medio incomprensible, en que se entienden las palabras, pero no el concepto que encierran: es lo que pasa con algunos rezos y el propio código. En eso, en momentos de suma urgencia o inspiración los significados aparecen nítidos.
Y siempre has estado ahí.
Tantas veces que se repite y repite sin reparar:"palabras terminadas en n, s o vocal"; "-Bien, gracias, ¿y tú?"; "o el asilo contra la opresión" y tal.
Parece que he estado mirando mucha tele, oyendo demasiadas canciones y frecuentando las bellas letras del Profeta o del cisne de Straford más que lo acostumbrado.
Una rumba de estos catalanes híbridos que dice "just knowing you're in this world can warm my heart" me despertó de un abismo seguro; esas ocasiones en que la oscuridad de nuevo acude a recordarte que le perteneces y que si creías en terrazas asoleadas era solo para jugar un poco más contigo. La respiración de puro agitada se torna inexistente, la cabeza va abombada, de a poco los afectos se ven entumecidos y la razón empieza a ceder.
No tengo donde buscarte, pero siempre apareces. No hay representaciones serias tuyas y al final te las arreglas: como el loco irlandés danzarín, como el intérprete suicida o la gorda que termina cantando. Como el romance arrebatador, la amiga fiel o el legista que me ayuda a resolver complicados enigmas sobre la responsabilidad. A veces como la misma miseria que se solaza en el fondo borroso de un destilado en una ciudad alemana. O el religioso severo de afecto incesante que tiene malas juntas con un portugués más amigo de lo torcido que de lo luminoso.
Mira las veces que me vengo a acordar de esto. Te pido lo mismo que siempre. Over and over and over.
Saturday, April 21, 2007
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